INT. DESPACHO-NOCHE MARCO, 40 años, gordo y vestido de traje, presidiendo una gran mesa, observa gravemente a JONNY, de 17, poca cosa, elegante pero descuidado, que se sienta en la otra punta. Jonny, avergonzado, no levanta la vista. Marco empieza a comer pausadamente una pizza que se encuentra sobre la mesa junto a una banderita italiana y un vaso de tinto y, sin quitar la vista del muchacho, niega lentamente con la cabeza.
MARCO (decepcionado) Jonny… nos has fallado.
Se miran en silencio mientras Marco come. Jonny parece cada vez más nervioso.
MARCO (cont.) ¿Cómo pudiste hacernos esto?… ¿Cómo pudiste ir en contra de la tua familia?
Marco, muy serio, sigue comiendo ansiosamente. Un rato después, Jonny se decide a hablar.
JONNY (tímidamente) Pero padrino, tenéis que entender que…
MARCO (enfadándose) No hay “peros” que valgan Jonny. Un acto tal de rebeldía no puede quedar impune.
Marco saca un arma claramente de pega. Jonny aterrado se levanta pegándose a la pared. Marco se acerca y le apunta.
MARCO (muy triste) ¿Por qué Jonny?… ¿por qué?
Por primera vez Jonny le mantiene la mirada a Marco.
JONNY (Cogiendo aire, triste) Porque uno debe defender aquello en lo que cree. Yo creo en Bustamante y jamás votaré a Chenoa, aunque eso suponga desobedecerte, amado padrino. Ahora mátame. Moriré como un hombre, y no como un títere.
Marco tiembla y baja lentamente la pistola. Jonny abre los ojos, lo ve dudar y huye. Cuando Jonny sale, Marco se derrumba. Tambaleándose Marco se sienta a la mesa, ve que la pizza se ha acabado y se bebe de un trago el vino.
MARCO Ahí va mi mejor hombre, el único capaz de morir por sus ideas… yo también creo en Bustamante Jonny… yo también. |
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