Me sumerjo a fondo en corazones ajenos buscando en ellos resquicios de mí. Se abren ante mis ojos, como libros, espíritus dormidos, doloridos, repletos de frases que ya he leído y que ahora adquieren mil nuevos sentidos.
Conozco cada ser y sus por qué, comprendo cada gesto y mirada, porque ahora ya son parte de mi ser, porque ahora ya son uno con mi alma.
Y me temen si les digo lo que sienten, y se asustan si les muestro su verdad, y se ríen si les hablo de soñar pero son sus propios sueños, y me dicen que les miento y se alejan sonriendo y yo me pregunto:
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Por qué es tan difícil sentir como siento, por qué es imposible mostrar a alguien su propio adentro. Por qué es tan extraño saber a qué huele el aire y a qué sabe la nada, sentir el rugir del viento en el corazón y entre las manos el calor de una mirada. Por qué no oyen vibrar los sueños en sus entrañas. Por qué el mundo no se conoce. Cómo mostrar quién eres a quien no sabe quién es él.
Si hoy las gentes, en sus mundos de cristal, viven sin soñar... cómo hablarles de ideales si no conocen su propia realidad. |
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