Crecí mirando al mar, saciando en él mi sed, su rítmico cantar es parte de mi ser.
Con los años su voz me moldea el alma, y nace en mi interior una profunda calma.
Pero es mi corazón quien mueve las mareas, incansable motor que empuja y acelera.
Un bote de cristal repleto de emociones que escapan al mirar volando en mil canciones. |
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