Te encontré entre los campos aprendiendo a enseñar, con tu cara de pillo, tu sonrisa sin par, y te fui conociendo sin pararme a pensar que aunque seas un niño también sabes amar.
Me gustaban tus labios, tu forma de pensar, tu mirada, tus manos y tu voz al hablar, y llegado un momento no lo pude ocultar.
Pensé que huirías evitando cualquier complicación, y en cambio te quedaste, temblando me dejase tocar tu corazón.
Y empecé a conocerte de verdad, a contarte mi vida, a escuchar, y con cada palabra más a ti me acercaba, y con cada susurro de la boca al oído derribamos un muro y lo cruzo contigo.
Hasta llegar más profundo de lo que jamás he ido, sumergiéndonos en un mundo que vas inventando conmigo, donde con una mirada nos sintamos unidos, donde tu alma y la mía se fundan en un suspiro. |
Estrellas difusas > Poesia >