Acudo a tu llamada de auxilio que gritas sin poder casi hablar, te encuentro pequeño, desvalido, creo que olvidaste cómo andar.
Me acerco despacio, sorprendido, tú que eras fuerte, como un castillo, has caído, y no logro imaginar la inmensa fuerza con que el mar te ha debido de golpear.
Abre los ojos, tranquilo, que ahora yo estoy contigo, no te pienso abandonar mientras no hayas aprendido de nuevo a caminar. |
Estrellas difusas > Poesia >