Ahora que sé que existen huracanes, aunque yo nunca los tuve, ahora que sé que hay quien caza tornados, aunque yo nunca pude, ahora que mi alma alza pesada el vuelo sin un viento que la ayude, pidiendo con cada batir de sus blancas alas una tormenta sin fin que la saque de la nada y la devuelva a la vida. Ahora que el mundo me vuelve a quedar pequeño, ahora que no es sólo un sueño.
¿Seré capaz de volar por siempre en la brisa que un día cacé creyéndola suficiente? Esa brisa que hoy ya no empuja mi mente, tan sólo la reconforta, la calma la mata. ¿Seré capaz de no huir en busca de algo diferente, en busca de un soplo más fuerte? |
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