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Recuerdo una noche mágica entre acróbatas, fieras, risas y duendes. Un cuento de hadas, el sueño de un niño. Ya no soy yo, somos nosotros. Unidos por las manos somos tres caras blancas y una sola alma, un solo corazón, un solo ritmo.
De repente, parte la compañía, la noche nos acoge en su baile de estrellas.
Cuarenta personas invaden la calle. Los niños nos miran, somos seres mágicos salidos de un cuento salidos del circo. Somos payasos y duendes... somos acróbatas y fieras...
Un sólo sentimiento común: la alegría. Un solo mundo para todos:
la calle.
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