Cada ser humano vive separado en su propio faro, y por cada lado un acantilado le mantiene aislado.
Se tiene que esforzar por mejorar, y alimentar su alma y su razón para avivar el fuego en su interior.
Porque la luz que él mismo emite es la única que le permite conocer el mundo alrededor y llegar a vislumbrar el corazón de sus iguales, hermanos que habitan otros faros. |
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