Tengo una rana que salta en mi pecho, rebota en mi cama, y me eleva hasta el techo.
Salta tan fuerte por todo el camino que hace que despierte mi lado dormido.
Dibuja sonrisas que no me esperaba al recordar sus caricias por la mañana.
Y es que en mi pecho la tengo encerrada, por ver si la beso y me vuelvo yo rana.
Pues quiero saltar con esa alegría y nunca dejar de vivir la vida. |
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