Hay un niño en tu interior, curioso, soñador, que mira alrededor buscando explicación.
Inocente, asombrado, y a veces asustado, pues duele el corazón de golpes tan plagado, ese niño ha levantado un escudo protector que te aleja de su lado si te acercas demasiado.
Ahora debes deshacer las defensas construidas si quieres volver a sentir la vida.
Si me dejas iré derribando roca a roca esa dura pared hasta llegar a tu boca, y todos tus arañazos curarán entre mis brazos. |
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