Acostumbraba a jugar con los otros chiquillos, a guardarse piedras en los bolsillos, a correr por los prados sin llevar reloj y volver pa su casa al ponerse el sol.
Acostumbraba a ser libre sin pensar en ello, a fumar a escondidas en la plaza del pueblo, a ser un cachorro sin cadena al cuello.
Pero un día, sin avisar, se mudaron a la ciudad, le pusieron un uniforme nuevo que no podía manchar, le cortaron el pelo y la libertad.
Encerrado entre cuatro paredes pasaba la semana haciendo los deberes, soñando con la montaña.
Acostumbraba a ser libre sin pensar en ello, a fumar a escondidas en la plaza del pueblo, a ser un cachorro sin cadena al cuello.
Pero un día, sin avisar, se mudaron a la ciudad, le pusieron un uniforme nuevo que no podía manchar, le cortaron el pelo y la libertad. |
Estrellas difusas > Poesia >