(1 Cor 13, 1-8)
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como campana que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia; y aunque mi fe fuese tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y bondadoso No tiene envidia, Ni orgullo ni jactancia. No es grosero, ni egoísta; No irrita ni lleva cuentas del mal; No se alegra de la injusticia, Sino que encuentra su alegría en la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, Todo lo espera, todo lo aguanta. El amor no pasa jamás.
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